Un mate y un amor

Agustín Cassano
2 min readApr 22, 2020

Ella sabía que él no iba a volver, pero en el fondo quería creer que eso no iba a pasar.

Fue entonces que se levantó de su sillón de terciopelo y se puso a pensar en las miles de veces que creyó que él se iba a quedar con ella para siempre. Un pensamiento absurdo, de niña adolescente.

Recordó el día en el que se conocieron. Fue en ese partido en el que San Lorenzo iba perdiendo 2 a 0 con Newell’s y el descenso parecía decretado. En ese entre tiempo en el que la cancha entera lloraba, ella levantó la cabeza mientras se secaba una lágrima y lo vio a él. Ambos se enamoraron como se habían enamorado de San Lorenzo: a primera vista.

El partido terminó 3 a 2 y San Lorenzo tenía vida y fechas después se salvó del descenso post triunfo en la promoción, pero eso es otra historia.

Al finalizar el partido con Newells, saliendo por Perito Moreno, él la sorprendió con un beso, al igual que el Pipi Romagnoli lo hizo esa tarde en la que jugó un partidazo.

Antes de tomarse el bondi, él le compró una tacita que salió 20 pesos. Y le dijo: “Tomá, para que cada vez que la veas la resignifiques y te acuerdes de este día”.

Pasaron años de felicidad pero un día el destino los separó. Ella quedó mal para siempre. Con la ilusión de que algún día iba a volver a buscarla. De él no supo más nada. Había aprendido a olvidarlo, de hecho escondió la taza el mismo día que él partió a a Tailandia en barco.

Cuando se levantó del sillón, en una tarde de pandemia, buscó un mate, pero no lo halló. Sí apareció fue la taza que él le había regalado. Fue entonces que se largó a llorar a moco tendido, pero transformó su llanto en un buen recuerdo y llegaron a su memoria las palabras que él le había regalado esa tarde.

Fue así como le tiró yerba a la taza y la resignificó.

Se sentó en una silla que daba al ventanal del patio y entendió que aunque a veces las cosas en la vida no salen como una espera, toda experiencia deja una enseñanza.

La taza nunca más volvió a ser taza y él pasó a ser un buen recuerdo. Un recuerdo que no lloraría más.

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